sábado, 3 de diciembre de 2016

EL COLLAGE EN LA ARQUITECTURA

Clarence Schmidt es una figura clave para entender las relaciones del collage y la arquitectura.
Aquí  os vamos a contar un poco sobre él y su casa de los espejos.

Schmidt (1897-1978) compró cuando apenas tenía 31 años un terreno en las montañas de Catskill cerca de la ciudad de Woodstock. Allí comenzó una actividad artística muy alejada de lo que había en ese momento; desarrolló su propia idea de la creatividad. Para algunos, arquitecto intruso; abuelo hippie para otros, viejo loco… muchos son los calificativos dedicados a este creador.
Comenzó a construir la Casa de los Espejos mediante troncos, cortezas, ventanas de antiguos edificios, pinturas baratas, clavos oxidados, piedras y muchos otros materiales encontrados por el mismo Schmidt.


A lo largo de los años, la casa fue creciendo como un ser vivo. Schmidt se valía de sus manos, ayudado de andamios que disponía alrededor de la casa .



La casa llegó a alcanzar 7 plantas con 35 habitaciones, todo ello conectado con multitud de galerías, porches, pasillos, excavaciones en el terreno, escaleras o pasarelas.
El interior de la casa era bañado por la luz natural proveniente de las claraboyas; dentro se podía oír el sonido de la naturaleza, el viento, los pájaros… o ver el bonito paisaje en total armonía.
En 1968 la primera casa de los espejos quedó destruida por las llamas pero la volvió a construir hasta que en 1971 un nuevo incendio destruyó la nueva casa. Mientras construía la segunda vivienda, empezó a forrar de papel de plata las ramitas del bosque, creando el llamado bosque de plata.


A la pintoresca imagen que tenía la casa por su peculiar forma de construcción, se le unió la multitud de objetos que Schmidt fue colocando en el exterior y el interior de la vivienda: muñecos, cornamentas, juguetes rotos, flores de plástico, bicicletas antiguas, ramas de árbol, estampas, altares, radiadores, guitarras, ventiladores, camas viejas, neumáticos...etc. Todo este montón de objetos formaba un laberinto, unido en conjunto por una multitud de espejos dispuestos en un gran caos.




Clarence Schmidt creaba su arte, fruto de su enigmático mundo interior y alejado del artista que expone en museos; a la vez que su obra se convirtió en un ejemplo de arquitectura insólita como las torres de Simon Rodia en Los Ángeles, el Palacio Francés de Ferdinand Cheval o más recientemente La catedral de Mejorada del Campo de Justo Gallego.
Schmidt ,siempre interesante, cuyo verdadero material de trabajo no fueron todos esos despojos y sobras que acumula sin aparente criterio, sino los brillos y los reflejos. Y la casa está construida con el mismo gusto que los cuervos acumulan cosas brillantes en sus nidos.





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